Es una auténtica obra de arte del rock, cuya fuerza y magnetismo se ve indudablemente potenciada por esa parte instrumental a mitad de la canción que pone los pelos como escarpias. Ese sonido de violoncello tras una pausa después de un inicio trepidante estará siempre unido a mis años de universidad y a mis entrenamientos en solitario en esos hechizantes veranos. Esta canción es única, diferente, quizá demasiado dura para mí, pero ese sólo la hace completamente irresistible. Siempre imaginé a alguien cabizbajo en un vestuario al inicio de esos compases perturbardores, saliendo a la pista a correr mientras caía la lluvia y soltando toda su rabia acelerando hasta la extenuación cuando las guitarras empiezan de nuevo a cobrar protagonismo. Still of the night pertenece a uno de los mejores discos de siempre, lanzado en 1987, y que contiene canciones memorables como Here I go again, Is this love, Crying in the rain o Looking for love. Y la guitarra de John Sykes nada tiene que envidiar a las posteriores contribuciones de Steve Vai. Para mí el vídeo es lo más flojo de esta canción, demasiado centrado en una estereotipada sensualidad, pero esto no desmerece en absoluto este éxtasis del rock más duro que no pierde de vista la melodía. Una genialidad de Coverdale y Sykes que debes escuchar a todo volumen, y que no te puede dejar indiferente. 1. STILL OF THE NIGHT (1987)
WHITESNAKE
